miércoles, 24 de junio de 2020

Inventario de fascinaciones


Las ironías,
los pianos,
el iceberg de la incertidumbre,
los souvenirs,
los cocteles bajo el sol,
el contar cartas en el casino,
el amor inusitado,
los besos robados,
el sueño del Gran Golpe,
los transeúntes bajo la lluvia,
los giros de tuerca,
las certezas,
las dudas,
las contrariedades,
las visiones inefables,
las lenguas filosas,
los recursos retóricos,
la semiótica,
las sonrisas melancólicas,
los fenómenos del mercado,
las miradas de complicidad,
la condena,
las cruces,
la absolución,
la emotividad ajena,
la teatralidad,
la insignificancia transmutada,
el significado deconstruido,
la virtud en la venganza,
el romance cosechado en cinismo,
la agudeza,
los misterios de la metafísica,
los misterios de la física,
los libros,
el orden natural,
los artificios,
la inmolación estéril,
la testarudez idealista,
los santuarios apócrifos,
el ostracismo en compañía,
la tristeza de la ira,
la esperanza de la tristeza,
los discos de vinilo,
los duelos mexicanos,
el blues,
las taras heredadas,
el amargo de Angostura,
los silencios prudentes,
la vagabundería,
las alianzas inesperadas,
los lazos tensados,
la mundanería,
la espiritualidad,
las predilecciones precoces,
las pieles sensibles,
las amistades accidentales,
la espera del tren,
los proverbios,
las cortinas,
la tragedia,
la redención,
las guitarras,
la consciencia en levedad,
la poesía intrínseca.

lunes, 6 de abril de 2020

Llévame a casa

Llévame, sol del invierno
con muletas amarillas,
sin que ardan las astillas
anidadas en mi pecho,
al camino de regreso.
Donde se trepan los bichos,
parásitos de un hastío
resarcido en glándulas
para ser nuevas fábulas.
Llévame a mi camino.

A migajas atlánticas,
entre ecos de la quietud.
Que sea, pues, mi ataúd
de sus piedras volcánicas
y sus ventiscas áridas
que acarician barrancos
mientras el mar la refugia.
Y si llegase la lluvia,
podría ser sólo un rato.
Sol, higos, rocas y antaño.

A la metrópolis del gris
de opulentes titanes.
Bullicio y trenes retales
para pedir un lager drink
y así olvidarme de mí.
Gotas de té para lavar
de nuevo otro día más
a los corruptos beatos,
y los ángeles fregando
otras almas de la ciudad.

Las vías de la maleza.
Su esencia de ron y plomo;
quien lo toma por el pomo,
se dice nunca lo suelta.
Es volver a abrir puertas.
Verde, verde, monte verde.
Ojos que ansían verte.
Descarriados por esquinas,
deseos de marquesina;
la promesa de perderte.

Pantanos pavimentados.
Seis tragos, sidra industrial
por carreteras sin final.
Los mosquitos del verano
sobrevolando hierbajos
del sopor de los mediodías.
Exhalan melancolías
las muchachas caminando
como caimanes alados
de cuero con gasolina.

Llévame, espíritu sol,
a casa lejos de casa.
Tiéndeme por las sabanas,
por debajo de mi calor,
justo por sobre mi estupor.
Enséñame esas flores
con xilemas de horrores
que dejaren sus pétalos
y regaren sus ópalos
sobre mis pupilas ocres.

Llévame a casa
(fuera de casa).