sábado, 22 de abril de 2017

A la mierda Fito. Eso sí, salvando la poesía. Esas perlas nadando entre torrentes de pacotilla. Quisiera haber podido enseñarte a Sabina. A querer los vicios y a apreciar su naturaleza de irrenunciabilidad.

Lo complicado que se torna escribir con las pupilas dilatadas. Aun así, nuestra labor resuelve recogiendo pedazos. Armando el número para gente que usualmente nunca se presenta. No es como si hubiesen comprado la entrada. Es, más bien, cuestión de integridad, con todas las conjeturas que sea posible agregar.

Volviendo al caso, sin volver de la cobardía delatora. Los besos con sal. El vino sin alarmas en componente. La coca, inmaculada de amor, pero sin que te golpeen. La belleza de no ser la única abeja en la colmena, pero siendo, sin remedio, abeja única encurtida en miel. No es que algo esté bien, pero tampoco significa que no se tenga lo que se necesite.

Adelantando, de vez en vez se queda atrás. Pero como dijo alguien, tan solemnemente, que me resbala su nombre: "a lo hecho, pecho".

Ríe silly, que yo también río silly, contemplando a lo lejos o revolcándome en este sucio mundo de bilis.

Igualmente, escucha al personaje en cuestión. Un viejo vicioso y gastado, por si te gustan los crucigramas, o fijar paralelos. Mirar desde cerca lo que fue, aun desde lejos, para saber lo que es palabra real, aun con toda su fealdad.


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